Introducing,

You might find these a bit hard to cope with. Easy there.
For all intents and purposes, I'm PG-16.
Intake is recommended in small doses to prevent nausea and an overwhelming feeling of sadness.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Incipiente y preocupante desinterés

La novela “Un mundo feliz” de Aldous Huxley fue publicada en 1932 y es una distopía que cuenta la historia de dos personajes que viven en el año 2540.

La sociedad de ese momento se jacta de increíbles avances a nivel tecnológico, genético, biológico e industrial. Sus habitantes no ven nada negativo sobre la vida y no poseen casi defectos. Uno piensa lo mismo hasta que se da cuenta de qué cosas fueron resignadas para conseguir tal orden y felicidad: no existe la movilidad social ya que el sistema implementado es de castas, la ciencia la literatura y el conocimiento son cosas que están muy bien guardadas porque hay cosas de las que nadie debe enterarse, la existencia de un gobierno mundial terminó completamente con la diversidad cultural, ya no se habla de la institución de la familia porque los bebés son “fabricados” y nadie tiene madre ni padre. Y así, un sinfín de elementos que a nosotros nos parecerían indispensables para mantener una vida sana en sociedad se fueron destruyendo hasta que los individuos se limitaron a trabajar, mantener relaciones sexuales, consumir drogas y comprar cosas que no necesitan.

Esta irónica y bizarra mirada de la sociedad del futuro que supo tener Huxley esta proyectada muy lejos de nosotros en cuestiones de tiempo, sin embargo muchas de sus características se están empezando a manifestar en la actualidad.

Hoy el único país del mundo en el que se implementa el sistema de castas es la India, pero en su esencia lo que quiere decir es que uno nació en un lugar y de una manera y que va a ser así hasta que se muera. También que están aquellos que no tienen participación en la sociedad, los parias, los excluidos: los marginales o indigentes. No tenemos un sistema de castas pero las clases sociales marcadas en los países occidentales modernos se le parecen mucho.

A nosotros nadie nos quitó públicamente la ciencia, el conocimiento y las artes, pero deliberadamente entregamos todo eso, nos despojamos poco a poco de lo único que puede hacer que pensemos por nosotros mismos.

En “Un mundo feliz” se aplica el sistema de hipnopedia para enseñarles a los niños como comportarse según la casta a la que pertenecen y por métodos seudo-pavlovianos se acondiciona a cada ser humano desde los primeros años de su existencia hasta la adolescencia. Y encubiertamente, detrás de un montón de jingles e imágenes coloridas eso hacen los medios masivos de comunicación que, tomando el lugar de las familias, se convierten paulatinamente en los primeros agentes socializadores.

Gracias a Huxley vemos que una realidad horrible se está convirtiendo en la nuestra antes de tiempo. La pregunta es: ¿queremos que esto pare? Porque a veces parece que no.


Mademoiselle Juliettè,

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